sábado, 27 de septiembre de 2014

Lluvias en La Atalaya

Todos los meses de septiembre suelen ser bastante tumultuosos, ya que se produce el cambio de estación de verano a otoño. En la mayoría de los años esta circunstancia natural se produce con cambios en la temperatura comarcal, las lluvias suelen aparecer (a veces con grandes riesgos en las propiedades y para las personas) y los ánimos de los huercalenses decaen por la pérdida de los valores veraniegos y la inmersión en los largos meses de letargo invernal.

 No obstante, como ya viene siendo habitual, la entrada del periodo otoñal es acompañado por un tiempo revuelto y lluvias que son bienvenidas, tanto para los ciudadanos en general (por lo menos nos limpian los tejados de las casas) y el regocijo de los agricultores por la presencia de nubes y la caída de lluvia en los campos resecos del verano. 
 
En estos dos últimos años, también se han venido haciendo presentes en el municipio las lluvias políticas, pero no de aguas, sino una derivada de estas que conciernen a la urbanización de La Atalaya, lugar de confrontación política entre el equipo de gobierno del PP y el grupo de la oposición, el PSOE. Las acusaciones entre ambos grupos a raíz de las lluvias que anegaron esta urbanización a finales de septiembre de 2012 están a la orden del día y continúan en el tiempo presente. Día que llueve, sale la refriega de La Atalaya. 

Cierto es que dicha urbanización no estaba preparada para lo que le vino en septiembre de 2012. Las consecuencias, de todos conocidas: la ingente cantidad de agua que aquel día cayó sobre el municipio, y más concretamente, en la urbanización de La Atalaya, hizo que se anegaran viviendas, trasteros y garajes, y que el agua campara a sus anchas por aquellos lugares. Todos lo vimos en los numerosos vídeos existentes. 

Tras la preparación por parte del Ayuntamiento de un proyecto con el fin de reconducir la zona para evitar otro posible desastre parecido, en esto, por estos días vuelve a llover, aunque con mucha menos intensidad y las acusaciones por parte del Partido Socialista de que el proyecto que se lleva a cabo no evitará que en caso de lluvias intensas, la urbanización vuelva a inundarse, en base a que el diámetro de los tubos que se van a instalar no serán capaces de reconducir toda la lluvia prevista, todo ello fundamentado en que el proyecto prevé que el ochenta por ciento de la lluvia que caiga se filtre por el suelo. Así mismo, los socialistas denuncian que el proyecto de instalación no cuenta con el visto bueno de Medio Ambiente, informe que daría verosimilitud al proyecto, pero que carece de él.
Esta circunstancia ha hecho que comunicados de ambos partidos y del Ayuntamiento hayan inundado, en los últimos días, las redes sociales. 

Los que somos profanos en estas materias, por falta de preparación para opinar sobre tales hechos y denuncias, sí aplicamos la lógica y podemos pensar dos cosas. Una. El agua que llega a la Atalaya viene de campos arriba y aunque la urbanización está casi en la horizontal, en caso de lluvias fuertes, el agua no recalaría en el terreno sino que por su propia fuerza sería arrastrada con cierta velocidad por la urbanización de La Atalaya hasta la rambla de San Isidro, como así ocurrió anteriormente. Por lo tanto, filtrarse por el terreno sería en mínima cantidad. Y segundo. Todas estas dudas se despejarían y darían visos de tranquilidad a los habitantes de La Atalaya, si Medio Ambiente dijese que el proyecto que se ha preparado desde el Ayuntamiento es correcto y que con el mismo, se evitaría otro desaguisado como el de septiembre de 2012. ¿Porqué los ediles del equipo de gobierno no aplican la lógica y miran adelante por el bien de todos?. ¿Tanto cuesta solicitar un informe que diga que lo que se hace o se va a hacer está bien o mal hecho? . Si está mal, se rectifica y punto. ¿Acaso no se ha pedido porque entonces sería darle la razón a los socialistas? . Cada cual piense en su mejor opción, sin olvidar a las personas que viven en La Atalaya.


Foto.- Un grupo de vecinos visitando la hornacina de la Virgen del Río en la rambla del Bobar, en abril de 2011.