Si se realizara una encuesta a nivel nacional, sin preparar, preguntando qué tipo de cambios necesita, estoy seguro que muchos de los encuestados contestarían lo primero que se le ocurriese, sin profundizar. Creo que en la mente de los españoles hay preocupaciones más importantes, por el momento, que un cambio drástico de la Constitución Española, que adaptarla a las pretensiones según intereses.
Nuestra Constitución
contempla en su articulado una cuasi-federación en su denominación,
ya que las actuales autonomías de nuestro país son casi un reflejo
de ellas en cualquier país que contemple este tipo de organización
política, como por ejemplo Alemania. Pero con la consiguiente
diferencia. Las autonomías españolas tienen en si mismas más poder
que aquellos países federados de nuestro entorno democrático. Nunca
en la historia de España las autonomías o regiones habían
acumulado tal nivel de poder. De ahí, que un cambio drástico o
federal ¿hacia dónde nos llevaría?. De hecho, si buscamos la
palabra federación o confederación en cualquier enciclopedia nos
dice que es la asociación voluntaria de estados que cuando lo
considerasen necesario pueden separarse del ente matriz, o sea, de la
federación.
La Historia nos ha
demostrado que los españoles somos unos insolidarios y cainitas con nosotros
mismos y tras los movimientos separatistas que comienzan a florecer
en los últimos años: País Vasco, Cataluña....¿cuál o cuáles
seguirán?...¿llegaremos los huercalenses a
independizarnos?, la mejor manera de que sigamos unidos es aplicar
taxativamente las leyes que se contemplan en el articulado de la
Constitucion de 1978, no obviando que ella puede afinarse en aquellos
aspectos que hayan podido quedar obsoletos. Nunca cambios que
propiciasen la desmembración de la Nación más antigua de Europa, que es el objetivo prioritario que persiguen los grupos nacionalistas
catalanes y vascos.
Foto.- Año 2007. Celebración del tradicional Día de Convivencia organizado por la Asociación de Vecinos 'La Fauna' de la barriada de La Molineta.