Esta semana la ultima entrada de mi padre iba acompañada con una foto del Coro Parroquial de hace ya unos cuantos años. Al compartir el post en mi Facebook una amiga, y también integrante del coro en aquella época la comentó y entonces pensé ¿por qué no? El Coro Parroquial, aquel Coro Parroquial, merecía una entrada en el blog, merecía un pequeño homenaje.
No sé el año exacto pero yo tendría entonces unos 12 años y
un domingo en misa de doce, el párroco de entonces, Don Diego, invitó a los
niños y jóvenes a participar en un coro que se iba a organizar, ese siguiente
miércoles era el primer día, ‘la audición’. Y tampoco se muy bien porqué,
porque yo soy muy vergonzosa, pero ahí estaba yo ese día con mi hermana y mi
mejor amiga María Alicia. También estaban mis primos, Juanjo y Cucu, mis amigas
del cole Ana Belén, Raquel, Toñi…Y allí estaba también ella, María José Artero,
la profesora y sin duda alma de aquel coro.
Podría escribir un post bastante largo sobre el Coro pero
espero no extenderme mucho y aplicar mis dotes periodistas (o por lo menos lo
que nos enseñaron en la universidad) y poder condensar mucho en muy poco
espacio.
A partir de ese primer miércoles de otoño, todos los
miércoles de todas las semanas nos juntábamos a ensayar, concretamente a las
seis de la tarde. Ese día, a esa misma hora, se alargaría durante muchos años.
Nuestra presentación fue la Misa del Gallo de ese año, qué nerviosos que
estábamos, cuanta emoción, y también tengo que decirlo cuanta expectación.
Desde esa primera Misa del Gallo, cantaríamos todas las Misas del Gallo (todas las misas de doce de los domingos)
durante años, era una noche muy especial para nosotros e incluso,
años después, estando ya fuera de Huércal-Overa, siendo ya bastante mayores,
acudíamos a cantar.
Esos años fueron muy buenos, para el coro y para nosotros,
porque compartimos muchos momentos, nos reíamos juntos, cantábamos en cualquier
lugar, crecimos juntos, hicimos viajes, vimos crecer a los hijos de María José,
incluso el pequeño nació estando el coro (era muñeco del ensayo) y ella nos vio
crecer a nosotros.
Nuestro coro tuvo mucho prestigio, no lo digo por decir es que era verdad, nos contrataban para cantar las comuniones, cantábamos
bodas, no sólo en Huércal-Overa, sino también en otros pueblos, y llegamos a
representar a nuestra provincia en un concurso a nivel nacional, donde
participamos con una canción escrita por nosotros y con música de D. Martín
Alonso, todo un privilegio. Menudo viaje aquel que hicimos a Cuenca. Entonces
en el coro estábamos por lo menos unos cuarenta niñas y niños.
Nuestra aventura musical no quedó ahí ya que hasta llegamos
a grabar un disco de villancicos para recaudar dinero destinado a arreglar la Iglesia.
Aquel día, el de la grabación, fue muy emocionante, porque nos sentimos importantes,
sentimos que estábamos haciendo algo realmente grande.
Ya ha pasado mucho tiempo, haciendo cuentas casi veinte años
desde aquel primer miércoles de ensayo, pero todavía guardo en mi corazón cada
momento vivido en el Coro Parroquial, como ya he dicho fueron años muy buenos.
Desde aquí, desde este pequeño espacio que comparto con mi
padre, quiero rendir un pequeño homenaje y agradecer a cada uno de los
compañeros y amigos los años que compartimos juntos en ese coro. Y por supuesto quiero agradecer y reconocer
el trabajo que hizo María José con todos nosotros, porque lidiar con tantos
niños y de edades tan diferentes tiene que ser complicado, pero ella tuvo
paciencia y sé que lo hizo con mucho amor y mucho cariño, y por eso el recuerdo
de aquel coro será imborrable, en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Carolina Aznar
Carolina Aznar
Foto.- El Coro Parroquial durante el viaje a Cuenca, donde representamos a Almería en un concurso a nivel nacional. No recuerdo exactamente la fecha pero estará entre el año 1993-1995.