Durante algo más de
veintidós años estuve colaborando con distintos medios de
comunicación social. Esta circunstancia personal, que era
coyuntural, me permitió conocer gente muy interesante del mundo del
asociacionismo, de la empresa, de la economía, de las distintas
administraciones públicas, gente de la calle 'corriente y moliente', etc. También en este gran lapsus de tiempo conocí lo que era el
odio a las personas, la persecución por ideas, los ataques al
trabajo periodístico, las inquinas e intrigas partidista por la
sinrazón de unos políticos, perdón, politicuchos, que no sabían
mirar más allá de dos palmos de sus narices y que querían mandar,
doblegar y dominar todo lo que alcanzase su vista.
Pero a pesar de la
negatividad de lo antedicho, también me encontré en ambas orillas
gente que valía mucho la pena, que a pesar de tener firmes sus
ideas, respetaban las del contrario. Con ellos daba gusto tratar,
hablar y tomar un café, y como fondo, una amable conversación. Este
es el mejor y más agradable recuerdo que me queda tras más de
veintidós años de estar batallando con ellos.
Pero el objeto de este
post no era hablar de aquellos políticos o personas con las que
traté durante ese amplio periodo personal, sino de otra cosa, que
aunque relacionada, no era esa.
El medio de comunicación
principal con el que estuve colaborando en esos años fue La Voz de
Almería. Fueron años muy interesantes en los que conocí a personas
íntegras y valiosas en todos los estamentos sociales, tanto a nivel
local como provincial, de ambos lados. A este medio se le tachaba de
estar escorado a la izquierda y aún todavía se le sigue tachando de tal circunstancia.
Personalmente no me agrada que los medios estén asimilados o
cercanos a una ideología determinada. Pero por desgracia hoy es así.
Prácticamente no hay ningún medio que salga indemne de tal
aseveración. La libertad en los medios prácticamente es casi
inexistente. Todos, o están aquí o están allí y algunos se venden
por la 'pasta', no se escapa ninguno por pequeño que sea. Ni aquellos
que se erigen en adalides de la independencia. La inmensa mayoría
mojan de muchas maneras.
En estos momentos lo
que más me repatea es que aquellos que denostaban, criticaban,
insultaban, ninguneaban ferozmente a La Voz de Almería, por ser un
medio 'cercano a la esfera socialista', hoy en día, la toman como
punto de referencia, y así podemos verlo y leerlo a diario con tono
triunfalista, por ejemplo en el Facebook, porque se hace eco de las
noticias alienadas que provienen de sus rancios gabinetes de prensa y
que este medio periodístico provincial plasma en sus páginas
diariamente. Este es el día a día de la hipocresía política. Si
antes La Voz de Almería era 'roja' y según ellos, lo sigue
siendo, ¿cómo es posible que se rebajen a publicar sus noticias en
un medio con tintes izquierdistas? ¡Mierda de pura hipocresía
política! Ese es otro de los argumentos por los que la clase
política está tan poco valorada por el ciudadano: 'me cambio de
chaqueta cuando me interesa'. Pero, ¡ojo!, el ciudadano ha pasado
de ser súbdito a ciudadano y ya, gracias a Dios, no se le puede
meter 'gato por liebre' . El ciudadano sabe lo que quiere y porqué
lo quiere.
Con el paso del tiempo,
cada vez más, y día a día, van quedando más cadáveres en la
cuneta.
Foto:- Presentación de los cursos de Formación Médica Continuada del año 2003, a cargo del doctor Alejandro Bonetti, organizador e inspirador de los mismos desde su inicio. Fueron cientos los profesionales de la provincia que pasaron por el aula docente del Hospital La Inmaculada en esos años.