La desesperanza se ha
establecido en uno de los pilares de nuestro país, la juventud.
Pasan los días, semanas y meses y el horizonte es como un páramo
yermo que se confunde con la fina capa de tierra
que oculta y tapa las ilusiones de nuestros jóvenes, ante un futuro
que se vislumbra sin solución, por ahora.
La encuesta que se ha
conocido este fin de semana sobre las aspiraciones juveniles en
España, a mi modo de ver, ha sido demoledora para el conjunto de la
sociedad española y por ende, para quienes nos gobiernan a nivel
nacional y regional. Un gran porcentaje de los jóvenes españoles ya
no aspiran a tener un trabajo acorde a sus posibilidades. El joven
español lo único que quiere es trabajar, trabajar y trabajar......
¡en lo que sea! . ¡Qué más da! . Y si es posible, aunque sea por
una mísera cantidad. Y a la vista de la situación,........¡dónde
sea! . ¡Aunque sea fuera de su terruño y por una miseria! . La
cuestión es trabajar. Algo realmente comprensible y humano. Y máxime
cuando de nosotros dependen otra personas.
Esta maldita crisis ha
desmontado de manera atroz el proyecto de vida de cientos y cientos
de miles de españoles que como auguraban los cantos de sirena,
tendría solución en pocos años. Nada más fallido que esa
previsión, ya que nada de lo dicho y asegurado por los gobiernos
desde hace algunos años se ha cumplido. Mientras tanto, miles y
miles de trabajadores salen de las colas del paro hacia un rumbo
incierto. Menos mal que ahí está la familia como sostenedora de
desgracias y reponedora de situaciones incomprensibles.
Ante esta situación
nuestros jóvenes se encogen de hombros, otean el horizonte por si
hubiera algún camino que poder tomar y mientras esperan sentados
frente al televisor, ven pasar innumerables escenas de políticos
corruptos, salvapatrias, inmorales, degenerados, arrimados al poder,
saltimbanquis........ que les hunden el corazón y les cubren con un
halo de desesperanza. Su único pensamiento: ¡Jó, qué país! .
Foto.- Con un poco de buena voluntad y unos pocos euros, la fuente que está al final de la Alameda podría estar en mejores condiciones. Hay que tener en cuenta que por allí pasan miles de ciudadanos de la comarca que transitan hacia el Hospital. ¿Qué pensarán?