Uno de los pilares básicos
para el avance de los pueblos es la cultura y el interés de sus
políticos para que ello sea así. Hace unos días, realizando el
repaso de la actualidad informativa en medios de comunicación, me
paré en una noticia que ya conocía con anterioridad. Esta era que
la Junta de Andalucía, más concretamente la Consejería de
Educación, realizaba una prohibición al profesorado andaluz para
que no recomendase como libros de lectura, todos aquellos que no
estaban incluidos en una lista que la propia Consejería prepara
previamente y más tarde entrega a las instituciones docentes de la
Comunidad para que luego sean utilizadas por el alumnado para su lectura o análisis
en clase.
El argumento que la Consejería cita para impedir otro tipo
de lecturas es que con ello se fomenta la igualdad de oportunidades.
O sea, que leer o recomendar libros que están fuera del curriculum
escolar fomenta la desigualdad al existir colectivos que no tienen
posibilidades de adquisición de determinados libros. Argumento
falaz.
Da la casualidad de que la
tesis sostenida por los' mandamases' de la Consejería de Educación
hace que libros como el Romancero Gitano, Don Quijote de la Mancha,
Bodas de Sangre, etc. , queden fuera del circuito de lectura del
alumnado andaluz. Clásicos que han formado parte de la formación
integral de generaciones anteriores y que han dado una visión más
exacta de etapas, más o menos fructíferas, de nuestra Historia
anterior, y que gracias a nuestros políticos es casi desconocida o
conocida muy parcialmente por el alumnado de las distintas
autonomías.
A pesar de que por los datos
obtenidos en las pruebas Escala y Prisa han mejorado los conocimientos
de los alumnos andaluces, el mantenimiento de medidas como la
anterior nos introduce a una alienación de éstos por el dirigismo
de las autoridades políticas, al no dejar actuar al profesorado que
es quien mejor conoce el desarrollo intelectual del alumnado de
Andalucía y sus necesidades. Decir que si se deja mano libre para
que el profesorado haga lo que tiene que hacer es propiciar la
desigualdad de oportunidades, es la mayor tontería que un político
o una institución puede decir, ya que en la actualidad existen
multitud de cauces para que todos los alumnos puedan acceder a
cualquier tipo de lecturas. El maestro o el profesor tiene los medios
para que esta desigualdad no se llegue a producir en el entorno
escolar. Y yo me pregunto, ¿acaso las autoridades académicas
andaluzas ponen los medios adecuados para frenar que el alumnado no
pueda acceder en Internet a millones de páginas porno, sexo,
maltratos físicos y psicológicos, potenciadoras de la bulimia,
consumismo exacerbado, etc. , a las que llegan libremente,
sin ningún tipo de freno...? . La respuesta es No. Solo venimos a preocuparnos
de que el alumnado no lea determinadas lecturas que puedan completar
su formación personal, en aras de una mal llamada desigualdad
social.
Creo que el mantenimiento
de esta medida por parte de la Junta de Andalucía no hace sino crear
un agravio comparativo con alumnos de otras autonomías, al mismo
tiempo que se pone freno ilógico, por decreto, a la actividad
docente en las aulas.
Foto.- Enero de 2006. Asistentes a la conferencia sobre perros guía organizada por el Cub de Leones de Huércal-Overa en la sede social de la ONCE de la localidad