Todos los meses de
septiembre suelen ser bastante tumultuosos, ya que se produce el
cambio de estación de verano a otoño. En la mayoría de los años
esta circunstancia natural se produce con cambios en la temperatura
comarcal, las lluvias suelen aparecer (a veces con grandes riesgos en
las propiedades y para las personas) y los ánimos de los
huercalenses decaen por la pérdida de los valores veraniegos y la
inmersión en los largos meses de letargo invernal.
No obstante, como ya viene
siendo habitual, la entrada del periodo otoñal es acompañado por un
tiempo revuelto y lluvias que son bienvenidas, tanto para los
ciudadanos en general (por lo menos nos limpian los tejados de las
casas) y el regocijo de los agricultores por la presencia de nubes y
la caída de lluvia en los campos resecos del verano.
En estos dos últimos
años, también se han venido haciendo presentes en el municipio las
lluvias políticas, pero no de aguas, sino una derivada de estas que
conciernen a la urbanización de La Atalaya, lugar de confrontación
política entre el equipo de gobierno del PP y el grupo de la
oposición, el PSOE. Las acusaciones entre ambos grupos a raíz de
las lluvias que anegaron esta urbanización a finales de septiembre
de 2012 están a la orden del día y continúan en el tiempo
presente. Día que llueve, sale la refriega de La Atalaya.
Cierto es que dicha
urbanización no estaba preparada para lo que le vino en septiembre
de 2012. Las consecuencias, de todos conocidas: la ingente cantidad
de agua que aquel día cayó sobre el municipio, y más
concretamente, en la urbanización de La Atalaya, hizo que se
anegaran viviendas, trasteros y garajes, y que el agua campara a sus
anchas por aquellos lugares. Todos lo vimos en los numerosos vídeos
existentes.
Tras la preparación por
parte del Ayuntamiento de un proyecto con el fin de reconducir la
zona para evitar otro posible desastre parecido, en esto, por estos
días vuelve a llover, aunque con mucha menos intensidad y las
acusaciones por parte del Partido Socialista de que el proyecto que
se lleva a cabo no evitará que en caso de lluvias intensas, la
urbanización vuelva a inundarse, en base a que el diámetro de los
tubos que se van a instalar no serán capaces de reconducir toda la
lluvia prevista, todo ello fundamentado en que el proyecto prevé que
el ochenta por ciento de la lluvia que caiga se filtre por el suelo.
Así mismo, los socialistas denuncian que el proyecto de instalación
no cuenta con el visto bueno de Medio Ambiente, informe que daría
verosimilitud al proyecto, pero que carece de él.
Esta circunstancia ha
hecho que comunicados de ambos partidos y del Ayuntamiento hayan
inundado, en los últimos días, las redes sociales.
Los que somos profanos en
estas materias, por falta de preparación para opinar sobre tales
hechos y denuncias, sí aplicamos la lógica y podemos pensar dos
cosas. Una. El agua que llega a la Atalaya viene de campos arriba y
aunque la urbanización está casi en la horizontal, en caso de
lluvias fuertes, el agua no recalaría en el terreno sino que por su
propia fuerza sería arrastrada con cierta velocidad por la
urbanización de La Atalaya hasta la rambla de San Isidro, como así
ocurrió anteriormente. Por lo tanto, filtrarse por el terreno sería
en mínima cantidad. Y segundo. Todas estas dudas se despejarían y
darían visos de tranquilidad a los habitantes de La Atalaya, si
Medio Ambiente dijese que el proyecto que se ha preparado desde el
Ayuntamiento es correcto y que con el mismo, se evitaría otro
desaguisado como el de septiembre de 2012. ¿Porqué los ediles del
equipo de gobierno no aplican la lógica y miran adelante por el bien
de todos?. ¿Tanto cuesta solicitar un informe que diga que lo que se
hace o se va a hacer está bien o mal hecho? . Si está mal, se
rectifica y punto. ¿Acaso no se ha pedido porque entonces sería
darle la razón a los socialistas? . Cada cual piense en su mejor
opción, sin olvidar a las personas que viven en La Atalaya.
Foto.- Un grupo de vecinos visitando la hornacina de la Virgen del Río en la rambla del Bobar, en abril de 2011.