A pesar de que hace unos días
tanto Carolina como yo nos despedimos momentáneamente de este blog por motivos
estivales, la ocasión ha requerido mi presencia, aunque sea testimonial, para recordar
a un amigo que se ha ido, pero no de vacaciones sino para no volver. Se trata
de Alberto, que tras una larga y penosa enfermedad, en los brazos de Morfeo se
trasladó al mundo de los espíritus donde reina la calma y la eternidad, y allí
espera una vuelta futura.