Las recientes elecciones autonómicas
celebradas en Andalucía nos han deparado una serie de datos y
sorpresas que, aunque en cierto modo se esperaban, han abundado en
una nueva forma de pensar de los políticos y de actuar de los
ciudadanos. Indudablemente se esperaba una bajada en intención de
voto del Partido Popular, pero no hasta el extremo de ser la fuerza
más votada en el año 2012 y convertirse en la segunda en 2015, con
una pérdida tremenda de votantes, producido, en su mayor parte, por
los recortes, así como por la no aprobación de promesas
electorales. El electorado popular no les ha perdonado. A este
electorado no le ha bastado el mensaje único de la recuperación
económica. De igual manera el Psoe ha logrado mantener el tipo en el
territorio andaluz, a pesar de los incruentos episodios diarios de
corrupción que le vienen afectando muy directamente. Parece que a su
electorado este tipo de hechos no le hace mella.