lunes, 8 de julio de 2013

¿Y nuestros jóvenes qué?

La crisis económica que nos está golpeando sin misericordia desde hace varios años viene reflejada cada día como una pesadilla pegada a la espalda en todos los medios de comunicación, sean del signo o la tendencia política que sean. Unos afirman una cosa y los otros, la contraria. Es el sector de la juventud donde más contundentemente ha golpeado la crisis. Casi el sesenta por ciento de ellos, están apuntados a las listas del paro y a duras penas, algunos han podido seguir adelante en el mundo laboral, con contratos precarios y de bajo coste económico. La verdad es que uno cuando piensa en esta situación ve el futuro muy negro, pero no por eso se pierde la esperanza. Me gustaría ser más optimista, porque yo también estoy implicado con esta triste realidad, pero el horizonte que veo no me gusta absolutamente nada y lejano.

 
Durante muchos años, los españoles se 'desparramaron' por el mundo y gracias a ellos y al dinero que mandaban, España consiguió tener una buena perspectiva de futuro.
Tras la bonanza económica que disfrutó nuestro país, llevamos unos muy pocos años que volvemos a ser un país de emigrantes. Sí, de emigrantes. Hay un dato que la verdad cuando lo leí me sentí triste y en cierto modo acongojado: 129.000 españoles no tuvieron más remedio que irse al extranjero a trabajar para poder subsistir en el año  2009 y a partir del mismo las cifras han variado poco cada año.
A pesar de contar con bajos sueldos y vivir en una sociedad distinta, muchos jóvenes deciden año tras año irse fuera de España, con la consiguiente sangría social y familiar que ello supone, mientras que el país pierde una generación perfectamente preparada. Este último dato es verdaderamente terrible. España, un país que ha estado acomodado en la opulencia, en el gasto desenfrenado durante los últimos años, no pudo ver, a través de sus políticos, que se estaba viviendo en una burbuja artificial. Parecía que no se iba a acabar. Pero se acabó y ¡cómo se acabó!. Vivimos en una fiesta continua y ahora pasamos por una pesadilla, con las consecuencias que todos conocemos.
¿Hay perspectivas de futuro para los jóvenes, por lo menos en un futuro no muy lejano?. Quiero pensar que sí. 


Foto. Portada de la revista Cultural Huércal-Overa del año 2003.