lunes, 3 de marzo de 2014

Gato por liebre

Durante algo más de veintidós años estuve colaborando con distintos medios de comunicación social. Esta circunstancia personal, que era coyuntural, me permitió conocer gente muy interesante del mundo del asociacionismo, de la empresa, de la economía, de las distintas administraciones públicas, gente de la calle 'corriente y moliente', etc. También en este gran lapsus de tiempo conocí lo que era el odio a las personas, la persecución por ideas, los ataques al trabajo periodístico, las inquinas e intrigas partidista por la sinrazón de unos políticos, perdón, politicuchos, que no sabían mirar más allá de dos palmos de sus narices y que querían mandar, doblegar y dominar todo lo que alcanzase su vista.

Pero a pesar de la negatividad de lo antedicho, también me encontré en ambas orillas gente que valía mucho la pena, que a pesar de tener firmes sus ideas, respetaban las del contrario. Con ellos daba gusto tratar, hablar y tomar un café, y como fondo, una amable conversación. Este es el mejor y más agradable recuerdo que me queda tras más de veintidós años de estar batallando con ellos. 
 Pero el objeto de este post no era hablar de aquellos políticos o personas con las que traté durante ese amplio periodo personal, sino de otra cosa, que aunque relacionada, no era esa. 

El medio de comunicación principal con el que estuve colaborando en esos años fue La Voz de Almería. Fueron años muy interesantes en los que conocí a personas íntegras y valiosas en todos los estamentos sociales, tanto a nivel local como provincial, de ambos lados. A este medio se le tachaba de estar escorado a la izquierda y aún todavía se le sigue tachando de tal circunstancia. Personalmente no me agrada que los medios estén asimilados o cercanos a una ideología determinada. Pero por desgracia hoy es así. Prácticamente no hay ningún medio que salga indemne de tal aseveración. La libertad en los medios prácticamente es casi inexistente. Todos, o están aquí o están allí y algunos se venden por la 'pasta', no se escapa ninguno por pequeño que sea. Ni aquellos que se erigen en adalides de la independencia. La inmensa mayoría mojan de muchas maneras. 

En estos momentos lo que más me repatea es que aquellos que denostaban, criticaban, insultaban, ninguneaban ferozmente a La Voz de Almería, por ser un medio 'cercano a la esfera socialista', hoy en día, la toman como punto de referencia, y así podemos verlo y leerlo a diario con tono triunfalista, por ejemplo en el Facebook, porque se hace eco de las noticias alienadas que provienen de sus rancios gabinetes de prensa y que este medio periodístico provincial plasma en sus páginas diariamente. Este es el día a día de la hipocresía política. Si antes La Voz de Almería era 'roja' y según ellos, lo sigue siendo, ¿cómo es posible que se rebajen a publicar sus noticias en un medio con tintes izquierdistas?  ¡Mierda de pura hipocresía política! Ese es otro de los argumentos por los que la clase política está tan poco valorada por el ciudadano: 'me cambio de chaqueta cuando me interesa'. Pero, ¡ojo!, el ciudadano ha pasado de ser súbdito a ciudadano y ya, gracias a Dios, no se le puede meter 'gato por liebre' . El ciudadano sabe lo que quiere y porqué lo quiere.

Con el paso del tiempo, cada vez más, y día a día, van quedando más cadáveres en la cuneta.

Foto:- Presentación de los cursos de Formación Médica Continuada del año 2003, a cargo del doctor Alejandro Bonetti, organizador e inspirador de los mismos desde su inicio. Fueron cientos los profesionales de la provincia que pasaron por el aula docente del Hospital La Inmaculada en esos años.