Una
vez pasada la época estival, nos vemos inmersos en la vorágine
cotidiana de la vida social y laboral, y simplemente echando un
vistazo al calendario, nos damos cuenta que hemos pasado,
recientemente, el ecuador de la legislatura municipal. O sea, que en
algo menos de dos años tendremos que volver a votar para elegir a
nuestros próximos gobernantes. ¡Virgen santa, cómo pasa el tiempo!
Pero es la cruda realidad.
El tiempo pasa y nuestros políticos municipales tendrán que hacer examen de conciencia. Tendrán que meditar si lo han hecho bien o lo han hecho mal. Si sus acciones han correspondido con lo prometido. Si han faltado a la palabra dada, bien públicamente o bien privadamente; si criticaron a los anteriores para ellos cometer las mismas faltas; si han sido honrados con ellos mismos y con el pueblo… y así un largo etcétera. La hora del examen ya comienza a romper hojas del calendario y los que somos votantes y espectadores pensamos que un solo voto, uno solo, puede poner y quitar rey. Y entonces también podemos pensar: ¿lo han hecho bien con mi vecino?, ¿han repartido honesta y solidariamente el trabajo en estos tiempos de crisis? , ¿lo han hecho bien con las personas que conozco? , ¿han ayudado verdaderamente a las familias necesitadas o por el contrario han aumentado la riqueza de los propios?, ¿se les ha visto soberbios y prepotentes?, ¿el pueblo cómo estaba y cómo está ahora?, ¿ha habido cambios significativos en estos meses? … Si lo han hecho bien, habrá premio. En caso contrario, castigo. Mientras tanto, nosotros, con nuestro voto en la mano (único capital político que poseemos) seguimos pensando: ¡podemos quitar y poner rey! . Al final todo se reduce a un simple juego de : 'Mendrugos y Comandantas’.
El tiempo pasa y nuestros políticos municipales tendrán que hacer examen de conciencia. Tendrán que meditar si lo han hecho bien o lo han hecho mal. Si sus acciones han correspondido con lo prometido. Si han faltado a la palabra dada, bien públicamente o bien privadamente; si criticaron a los anteriores para ellos cometer las mismas faltas; si han sido honrados con ellos mismos y con el pueblo… y así un largo etcétera. La hora del examen ya comienza a romper hojas del calendario y los que somos votantes y espectadores pensamos que un solo voto, uno solo, puede poner y quitar rey. Y entonces también podemos pensar: ¿lo han hecho bien con mi vecino?, ¿han repartido honesta y solidariamente el trabajo en estos tiempos de crisis? , ¿lo han hecho bien con las personas que conozco? , ¿han ayudado verdaderamente a las familias necesitadas o por el contrario han aumentado la riqueza de los propios?, ¿se les ha visto soberbios y prepotentes?, ¿el pueblo cómo estaba y cómo está ahora?, ¿ha habido cambios significativos en estos meses? … Si lo han hecho bien, habrá premio. En caso contrario, castigo. Mientras tanto, nosotros, con nuestro voto en la mano (único capital político que poseemos) seguimos pensando: ¡podemos quitar y poner rey! . Al final todo se reduce a un simple juego de : 'Mendrugos y Comandantas’.
Posdata.-
Por cierto y hablando en tono local me pregunto, ¿dónde está el
Partido Socialista que no se les ve prácticamente por ningún sitio,
ni en prensa, ni en medios de comunicación local o provincial? . Da
la impresión que están detrás de la barrera a la espera de algo,
mientras que se sucede algún que otro escarceo guerrillero entre los
partidos locales en redes sociales, concretamente facebook, los
cuales son seguidos por jóvenes del pueblo; pero no hay que olvidar
que la mayor parte de la población no tiene acceso a este tipo de
redes.
Foto.- Encuentro de Cuadrillas 'Juan de Dios Alcolea' celebrado en San Isidro en el año 2005