miércoles, 4 de septiembre de 2013

Las caras de la crisis

Crisis, esa palabra que desde hace unos años inunda nuestras conversaciones, las noticias, la vida…esa palabra que ya forma parte de nuestro vocabulario, tatuada en nuestra piel y que llevamos con nosotros casi por inercia. Pero la crisis, desde que llegó a nuestra casa, ha mostrado y muestra muchas y diversas caras, a cual más diferente.

 
Su llegada ha envuelto en un halo de pesimismo las conversaciones, “ahí vamos, tirando”, “hacemos lo que podemos”, “las cosas están muy mal”…son algunas de las frases que te dicen en cuanto sueltas un “hola, ¿qué tal?” . Y sí, efectivamente, todas son verdad, pero todo el mundo tiene sus cosas, sus problemas, y no se puede soltar la retahíla de penalidades que tienes a cualquiera con el que mantienes una conversación en la calle. No se puede dejar que ese pesimismo, que esa crisis, invada nuestras vidas y la convierta en protagonista. La sensación que te queda es que hay un guión escrito, que se ha metido en nuestras cabezas y que se suelta involuntariamente.
Pero, y ahí está la cara más curiosa y que da título a este post, cuando uno sale a la calle se pregunta, ¿dónde está la crisis? . Los bares están llenos, en las tiendas hay colas para pagar, los teatros están llenos, los trenes y aviones cuando viajas también… Pero lo que más me llama la atención es toda esa gente que llora y que luego ves con el móvil de última generación y tarifa de Internet, el paquete de tabaco, el vestido de estreno en una boda u acontecimiento similar, tomando cañas cada dos por tres…y tú cuando ves todo eso te quedas con cara de gilipollas preguntándote si será verdad todo lo que te han contado o como ya he dicho ha entrado en esa espiral de pesimismo y donde parece que lo que pega es hablar de lo mucho que te está afectando la crisis.
Podríamos enumerar gran cantidad de caras que ofrece la crisis, como los que cobran los subsidios y trabajan en negro y ganan más que la gente que trabajan legamente y que encima tienen más ayudas sociales que el resto, o la excusa de las grandes empresas para hacer lo que quieren con los trabajadores…
Y sí, es verdad que las cosas ya no son igual, que quizá en vez de dos coches sólo podamos tener uno, que ya no podemos irnos de viaje cada vez que queremos, que en vez de cuatro sólo podemos comprarnos dos vestidos, que quizá nunca volveremos a estar como antes, pero es que, quizá, lo que teníamos antes era una realidad alterada que creímos de verdad.
Y sí, la crisis ha tocado a todos y a todo, pero también debemos ser coherentes y sinceros con nosotros mismo y con la vida que llevamos.

Carolina Aznar


Foto.- Visita del Club de Lectura de Huércal-Overa a la casa natal de Miguel Hernández en 2010.