Hace unos días cayó en mis manos un periódico con noticias de cierto interés y donde se podían leer una serie de datos concernientes a los gastos que los ayuntamientos habían producido a lo largo de los años. Se veían con mucha claridad cómo los capítulos de gastos habían crecido hasta llegar a copar una parte importantísima de los presupuestos de la mayoría de los ayuntamientos, lo que había dado lugar a que las inversiones (lo que verdaderamente nos orienta cómo funciona un pueblo) , iban en sentido contrario, dándonos indicaciones precisas de las actitudes pedagógicas de nuestros gobernantes.
Los últimos años, incluído este en que estamos, con poco que nos fijemos, en nuestros ayuntamientos, nos damos cuenta cómo nuestros ediles se han dedicado a meter en las instancias municipales a una serie de gente, enchufados en su inmensa mayoría, que no han pasado ningún tipo de trámite o prueba para acceder a tal o cual puesto de trabajo. Con la militancia hacia ese partido o ser simplemente ayudante o simpatizante del mismo, es suficiente carnet para tal fin. Mientras tanto, en los pueblos con muchos o pocos parados, la inmensa mayoría de ellos ven cómo el poco trabajo que se pueda generar desde el ayuntamiento es totalmente inaccesible y ven los 'toros desde la barrera' , desde la impotencia de no ser 'iguales ante la ley' , de ver cómo son ninguneados por el poder público establecido, …......... y al mismo tiempo, miran con desasosiego cómo el partido que está o pueda estar en la oposición está mirándose el propio ombligo, inmerso en sus propios problemas, y sin dar respuesta al nulo horizonte de los parados.
En tanto en cuanto este tipo de situaciones no se regularicen y todo el mundo, sea del color político que sea, tenga acceso a los trabajos públicos en las mismas condiciones, no habrá una verdadera igualdad ante la ley. ¿Será esto posible? . Ni yo mismo me lo creo.
Foto. Un gran senderista de Huérrcal-Overa: Agustín Gómez. La instantánea corresponde a la primera vez que hizo el Camino entre Huércal-Overa hasta Santiago de Compostela, andando, hace ya un porrón de años.
